Sí, innegablemente estamos en una etapa de cambios en la conciencia directamente relacionada con el cambio de era. ¡Un despertar está sucediendo! Y más allá de que sea bueno o no, es inevitable porque somos parte de un Cosmos siempre cambiante y en movimiento. Entiendo perfectamente que todavía hay muchísima gente aferrada a su religión y su fe. Mi interés no es entrar en disputas de creencias sino en transmitir lo que ofrece este cambio de era. Muchas cosas dejarán de existir tal y como las conocemos porque el cambio es la única constante. Eso incluye la manera que nos vemos a nosotros mismos, nuestras creencias y relación con la divinidad. Hemos tenido que vivir esta era como parte de un proceso cósmico que incide en la vida personal y colectiva. La vida tal como la conocemos hoy no siempre fue así. Aunque conozcamos de la historia y sepamos que han existido otras civilizaciones, estamos tan sumergidos en nuestra realidad que difícilmente podemos comprender la posibilidad de una era de oro. Hablando con algunas personas, se cree que la historia del ser humano es una historia de supervivencia, de guerras, de violencia, de búsqueda del amor y la felicidad, y otras cosas que reflejan la historia conocida. No tenemos archivos de épocas de oro que nos aclaren, excepto por la sabiduría de los iluminados y de tantos otros seres que han trascendido la dualidad en su conciencia.

Una cosa me resulta muy clara. Así como han existido eras oscuras que nos han llevado a vivir en estados de lujuria, violencia y egolatría como se narra que sucedió en Sodoma y Gomorra, también han existido eras de oro y luz en las que el ser humano era más consciente de su conexión espiritual y tenía clarísimo lo que en esta era conocemos como Dios. No hay registros sobre Atlántida más allá de las narraciones de Platón. Entonces, para los incrédulos este lugar no existió. Si estos dos ejemplos fuesen solo mitos, ¿por qué existen? ¿Para manipular la mentalidad humana? O quizás son un reflejo de una realidad que no podemos concebir porque es muy diferente de la nuestra. En tal caso podemos contemplarlas como esos mundos opuestos que los humanos somos capaces de crear. Los dos han tenido un período. Han nacido, crecido, florecido, madurado y han muerto. Como la vida natural de una flor, de un animal, de un humano. Como las estaciones y las civilizaciones, todo sucede en ciclos. En distintas escalas se repite lo mismo. Todo está en constante cambio.

El ser humano, en todas las eras, sostiene la misma semilla de luz y oscuridad. Finalmente, es parte de la dualidad. En unas etapas cósmicas se inclinará más hacia la luz y, en otras, más hacia la oscuridad. Así se mueve como un péndulo que pasa por todas las posibilidades entre la luz total y la oscuridad total. Las semillas son las mismas sino que florecen de acuerdo a la era. Entonces, es importante comprender que las religiones, como las experimentamos hoy, son un aspecto de esa semilla que nos quiere recordar, a su manera, el aspecto luminoso y trascendente. La forma en que ha canalizado esta intención está clara en los registros históricos de nuestra era que, por cierto, estamos dejando atrás. La divinidad se ha manifestado y concebido como algo que está afuera de nosotros. La proyectamos en estos seres divinos como Jesús, Dios, Jehová, Allah. Esto en relación a las religiones monoteístas que nos tocó experimentar en esta era.

Nuestra naturaleza nos lleva a buscar esa semilla de luz porque es nuestro origen. Como hemos vivido tan desconectados de nuestra propia luz, la buscamos externamente, y estos han sido los mejores medios para intentar sostener esa conexión. Entonces, no se trata de que sea bueno o malo sino que hay que comprender lo que nos impulsó a crear las religiones como puente entre nuestra mundanidad y nuestra divinidad. Comprender que vivimos un ciclo en que encontrar esa conexión de manera natural ha tenido un costo muy alto. Por eso, son pocos los que han llegado a reconocer su trascendencia de manera sencilla y fluida. Darnos cuenta de cómo funciona la matriz sería óptimo y estamos teniendo esa oportunidad en esta época.

En esta etapa de tanto movimiento de energía y de conciencia, empezamos y continuamos con este proceso de despertar. Pero, ¿qué significa este despertar? ¡Considera esto profundamente! ¿Qué significa despertar? ¿De qué tenemos que despertar? ¿Cómo podemos despertar si todo lo que pensamos y sentimos sigue aferrado a las formas antiguas que necesitan terminar? Todavía hay mucha confusión puesto la claridad llega cuando empezamos a mirar internamente y la gente no sabe cómo buscarse ni cómo conectar con su propia divinidad. Si bien en los medios espirituales se habla mucho de la divinidad, estamos lejos de entenderla por completo. Aún así, esto no es más que una etapa de todo este proceso que nos acercará, cada vez más, a la experiencia auténtica de nuestra divinidad. Las revelaciones sobre qué y quién somos, se van dando conforme indagamos en nuestro interior. La energía de esta etapa está acompañando la posibilidad para «despertar» y se nos ofrece una oportunidad extraordinaria para aprender sobre grandes transformaciones colectivas y personales. Estamos dándonos cuenta de que hemos vivido en una matriz, una plataforma de la realidad que responde a la energía de una época y que no es más que un juego divino. Estamos cambiando de plataforma hacia un nuevo juego. La energía está fluyendo para invitarnos al cambio y nos cuesta porque estamos aferrados a ciertas realidades que no son mas que pura ilusión de la plataforma que está terminando.

La energía global que nos envuelve nos está señalando el regreso al interior, a la conexión más profunda y auténtica con nuestro ser que es un ser divino que se regocija en su luz. Para que este proceso nos lleve adecuadamente hacia esa luz, necesitamos liberarnos de la prisión de nuestra mente condicionada. Esto implica dejar las creencias que tienes sobre quien eres, sobre la vida, sobre Dios inclusive porque todo será revelado en tu interior conforme te vayas liberando de esas barreras ilusorias. No tenemos que sentirnos mal de reconocer la ilusión en que hemos vivido. Es parte del juego. Más bien, podemos alegrarnos de estar regresando a la conexión directa con la divinidad.

Este video habla un poco más sobre el tema. Gracias por leer, por reflexionar, por considerar, y sobre todo, por ser parte del despertar. Recuerda suscribirte al blog y el canal de youtube para que estés al tanto de las publicaciones. Comenta y comparte, por favor.